Apertura.com - Cuando las catedrales eran blancas
23 de septiembre de 2010
Vale la pena comenzar por el principio, como en los cuentos. Ubicada frente a la Plaza San Martín, en un terreno cedido conjuntamente por el empresario Pedro Luro y por el fundador de Mar del Plata, Patricio Peralta Ramos, la piedra fundamental de la Catedral se colocó el 18 de febrero de 1893. "El mismo día del cumpleaños de Pedro Benoit, el arquitecto que la diseñó", cuenta Máximo Bonetti, asesor en Patrimonio, investigador y arquitecto de la iglesia durante un período. Según narra el especialista en esta Catedral, el edificio se gesta por la voluntad de la hija de Pedro Luro, María Luro de Chevallier, quien avizora el crecimiento de la incipiente villa balnearia que, por entonces, tenía alrededor de 2.000 habitantes. La capilla fundacional, Santa Cecilia, les quedaba chica en los veranos de 1.880. Por intermedio de Dardo Rocha, amigo personal de la familia, Luro conoce a Benoit, quien se asocia con el arquiitecto Emilio Coutaret. "Benoit era un personaje muy interesante al que se le atribuyen alrededor de 1.800 proyectos", agrega Bonetti. En la ciudad de La Plata, además de La Catedral y el cementerio, tuvo a cargo otras obras públicas y privadas, y en la Ciudad de Buenos Aires, la Facultad de Derecho.
Pero, volviendo a Mar del Plata, Bonetti asegura que fue un edificio muy costoso por la grandiosidad del proyecto y por la monumentalidad arquitectónica. "Por eso quizás no se construyó con la calidad que se debiera y eso después se tradujo en las patologías que el edificio sufre actualmente". A su juicio, se trata del tercer edificio neogótico en importancia arquitectónica e histórica del país, luego de La Plata y Luján. "No solo por su volumetría sino por los tesoros artísticos que tuvo originalmente. El diseño es particular en cuanto a la dimensión de sus aventanamientos y la desmaterialización del muro, característica del gótico del siglo XIII, que Benoit respeta en toda la línea por ser seguidor de Eugène Viollet-le-Duc y de toda la escuela arqueológica que él generó. Yo relevé este edificio durante mucho tiempo, lo medí por todos lados y lo dibujé porque nunca había encontrado planos. Las relaciones de proporción y de armonía son completas, tanto en planta como en altura", agrega.
Joyas de la arquitectura
Uno de esos tesoros que Bonetti menciona son los vitrales. "Es la vidriera más interesante que vi en la Argentina. Pertenecen al mismo taller que hizo la sacristía nueva de Notre Damme en París en 1860. El vitralista principal se llamaba Charles Laurent Maréchal, un pintor que en los ´50 que dejó el caballete para pasar a pintar sobre vidrios. Junto a Emmanuel Champigneulle firmaron la mayoría de los vitrales acá. De las 36 ventanas que tiene el claristorio, 29 son de Champigneulle y el resto pertenecen a un vitralista de Buenos Aires, Feliciano Mary. Igual que las iglesias medievales cuentan una historia y también están ordenados temáticamente. En el coro hay escenas de la vida y la pasión de Cristo, fundamentalmente. Las dos ventanas más importantes son las del memorial, donde de un lado está el fundador y del otro, su esposa, representados como santos: San Patricio y Santa Cecilia”.
Otro hallazgo son los pisos que representan un rosetón formado por cuatro baldosas. "Este es el mismo solado que está en la sala capitular de la Abadía de Westminster en Londres. Construyeron esa baldosa que tiene casi 900 años y es la misma que está acá”.
La coherencia de la obra en términos constructivos es otro rasgo a destacar. Según Bonetti porque, a pesar de la muerte de Benoit, la catedral se continuó sin interrupción. "No venía mucho, pero murió acá el 4 de abril de 1897, dirigiendo la obra en circunstancias poco claras. La siguió quien fue su mano derecha en todas las construcciones: Adán Gandolfi, un italiano que venía del Lago de Como, padre del escritor Álvaro Yunque”, cuenta.Esta restauración, todas las restauraciones.
"La Plata, que es una maravilla, se empieza nueve años antes que ésta pero las obras se fueron parando. Por eso las bóvedas son de hormigón armado, a diferencia de éstas que son de ladrillo hechas con una técnica más parecida a las romanas que a las medievales. Fue construida por los albañiles italianos, quienes dejaron sus firmas en lugares ocultos", sigue Bonetti.
Pero el investigador insiste en que el edificio fue "hecho a los apurones y sin toda la plata que hubiese sido necesaria", por eso se empezó a deteriorar rápidamente y cada 20 años necesitó una restauración. "En las fisuras de los muros, como hay mucho hierro adentro, apareció óxido que se fue expandiendo, además de las fracturas murarias. En los años cuarenta trabajó aquí el arquitecto Varela. Él me decía que la Catedral tenía como un monstruo dormido que cada tanto despertaba, se sacudía un poco y después volvía al sueño. Ese monstruo es toda la estructura interior de hierro", aporta.
Esas sucesivas restauraciones son las que provocaron en la fachada las distintas tonalidades en los revoques. "En los sesenta intervino muy bien porque trabajaron los últimos frentistas verdaderos. En los ochenta se consolidó la aguja de la torre campanario. “Él frente estaba mucho más ornamentado pero se perdió con el tiempo. Lo que se iba rompiendo, se iba quitando en lugar de repararlo", explica. En este punto Bonetti refiere a un libro de Le Corbusier, Cuando las catedrales eran blancas. "El añora la Europa medieval, de cuando las catedrales eran de ese color y el continente estaba unido. Y todos los revivals fueron una búsqueda de esa unidad perdida desde el punto de vista filosófico, que solo lo tuvo Europa en el período del gótico".
En esta restauración, la empresa Molinos Tarquini desarrolló el enlucido Símil Piedra París de las cuatro fachadas, que habían perdido su unidad original. Previa prueba piloto, se realizaron los cateos para establecer el color del edificio y se desarrollaron productos elaborados especialmente para resistir las condiciones climáticas típicas de la costa marítima. "Luego de la prueba piloto, siguió una limpieza con hidrolavado al vapor y el sellado de las microfisuras y de las grietas pasivas, la reparación de las grietas activas, la recuperación del revestimiento original en las zonas en las que eso era posible y la reposición de faltantes en las que no se podía conservar. Descubrimos que el color original era el ocre rojizo y no el gris que se ve en la actualidad, que es producto de las sucesivas intervenciones realizadas desde 1920 según criterios muy dispares. Pero la dirección técnica de obra decidió mantener el color gris que, por la memoria colectiva de los marplatenses, funciona como el representativo de la Catedral. Entonces, analizamos diferentes muestras originales en nuestro laboratorio para obtener el color grisáceo indicado y elaboramos una base compuesta con los mismos minerales que integraban el histórico", detalla Guillermo Tarquini, gerente comercial de Molinos Tarquini.
Un colorista trabajó en la obra y capacitó a los subcontratistas para lograr, a partir del color base, más de veinte matices. Por otro lado, para dar firmeza y solidez a las paredes que tenían problemas de desplazamientos, diseñaron un consolidante fluido a base de cal.
A pesar de todos los problemas, este edificio fue pensado y construido con toda la monumentalidad requerida para convertirse prontamente en basílica en 1923. Luego, el Papa Pío XII la elevó al rango de Catedral.
Ficha técnica
- La obra se lleva a cabo con financiamiento del Gobierno de la Nación, con fondos de la Dirección Nacional de Arquitectura (DNA) que depende de la Presidencia de la Nación.
- Inspección de obra por DNA: Marcelo Marcev.
- Dirección técnica: Arq. Daniel Cutrera.
- Empresa constructora: COARCO S.A.
- Representante Técnico: Arq. Miguel de Micco.
- Responsable de Seguridad e Higiene en el trabajo: Ing. Daniel A. Salvatore.
- Asesor en Patrimonio e Informe Técnico: Arq. Máximo Bonetti.
- Los trabajos de restauración integrales fueron subcontratados por COARCO a la firma Buenos Aires Restaura, cuyos directores son Diego Perales y la Arq. Analía Ferreyra.
- Superficie total: 1.360 m2..
- Capacidad: 800 personas.